Beat of a cord
El título evoca la fuerza invisible que lleva un ritmo y lo unifica todo.
La toma es espontánea, como toda mi obra, sin pose o impostación.
Instante en valle Baliem, en las tierras altas de Papúa, isla de Nueva Guinea, a un guerrero de la tribu Dani. Hombre tosco, cubierto de grasa de cerdo y hollín del fuego, quien toca la guitarra hecha por supropia mano que suena a madera más que a acordes elegantes.
Dos personajes aparecen detrás: Un abuelo con una lanza y dientes de jabalí en la nariz, y un niño con cañas en la mano que sirven de flechas. Todos van desnudos, como iban sus ancestros, salvo por la funda de calabaza seca para el pene llamada koteka.
El idioma dani sólo diferencia dos colores básicos, mili para tonos oscuros y fríos, y mola para tonos cálidos y claros. Queriendo jugar con ese rasgo llevé la imagen a una gama bicromática amarillenta y azul.
Al juzgar lo arcaica de la escena, primitiva y natural reconozco el poder del tiempo y el espacio que yace en el hombre, a quien vemos en esta pieza, firme, creando en acordes la historia que vence a la muerte.
Gaston B Duarte, Mexico, Merida